miércoles

Esto no da para más (de nuevo)

Patricio Navia
Porque no es la primera vez que hace esa advertencia y porque tampoco es la primera que envía al Senador Adolfo Zaldívar al Tribunal Supremo, más que anunciar el fin de un conflicto que enfrenta a las dos facciones del PDC, el ultimátum de la presidenta del PDC despierta dudas sobre la capacidad de conducción de la propia Alvear. Si el PDC no expulsa a Zaldívar, las aspiraciones presidenciales de Alvear serán historia. Mucho más que definir la suerte de Zaldívar, que hace rato anda haciendo méritos para la expulsión, la decisión de Alvear de asumir el quiebre del partido constituye el comienzo de su propia travesía por el desierto. Si sale airosa, mejorará sus opciones presidenciales. Pero si ahora retrocede o no consigue que el PDC la respalde en esta difícil decisión, ella será la principal víctima de este enfrentamiento.
Cuando a comienzos de mayo Soledad Alvear advirtió por primera vez que "esto no da para más" y que no era el momento de darse "gustitos personales", Alvear ya tenía en mente al díscolo Senador Zaldívar. En una disputa que ha adquirido ribetes de historieta de Supermán y Lex Luthor (donde ambos se ven en el rol del superhéroe), los dos líderes del PDC se han enfrascado en una disputa cuyos orígenes nadie entiende bien pero cuyo desenlace es inevitablemente fatal. El inestable empate histórico en la correlación de fuerzas tiene al PDC en una guerra civil. Ahora Alvear ha anunciado que prefiere quebrar al partido que mantener la confrontación.
Por eso, Alvear movió pieza, solicitando la expulsión del Senador Zaldívar. Si el Tribunal Supremo accede, la expulsión de Zaldívar gatillará el quiebre del partido. Si, para evitar el quiebre, el TS decide contra la expulsión, Alvear tendrá que renunciar, sus aspiraciones presidenciales quedarán enterradas, y el PDC seguirá en empate permanente ente las dos facciones.
Zaldívar entiende que tiene pocas posibilidades de éxito fuera del partido del que se siente mesiánico guardián ideológico. Por eso, optó por poner todas sus cartas sobre la mesa, acusando a Alvear de estar coludida con la corrupción. Al mencionar a Ferrocarriles del Estado, donde uno de los principales ejecutivos era el concuñado de Alvear, Zaldívar ha decidido sacar toda la ropa sucia a la palestra. Ante la idea de ser expulsado del PDC, Zaldívar prefiere que no haya más PDC. Por eso, está dispuesto a dar una pelea que puede terminar con el partido.
Algunos honorables DC ilusoriamente quieren evitar la guerra. Sin entender que la guerra civil lleva años, hacen tardíos llamados a la paz. Pero las aspiraciones presidenciales de Alvear dependen ahora de la expulsión de Zaldívar y de la capacidad de la senadora para evitar que el PDC muera con el quiebre, ya sea porque demasiados camaradas siguen al expulsado líder o porque Zaldívar logra instalar la idea de que los que se quedan son los que comulgan con la corrupción que hace rato también está demasiado asociada con el partido de la flecha roja.

viernes

Conmigo, otro Transantiago cantaría

Patricio Navia

Demostrando excesiva seguridad de que la gente valora su legado como presidente, Lagos envió una carta a la comisión investigadora del Transantiago sugiriendo que, de haberse mantenido él en la presidencia, otro gallo cantaría. Pero ya que el dejó La Moneda, tuvimos un Transantiago desastroso. Lagos usó la carta para alegar que ningún otro político chileno puede arrogarse su experiencia y sus éxitos en gestión.

La crítica a Bachelet es evidente. Lagos no lo pudo haber dicho más claro, de haber estado él al mando, el desastre del Transantiago no habría ocurrido. Lagos señaló, "hasta Marzo de 2006, que es hasta cuando me corresponde abarcar en este informe, las medidas estaban tomadas." También dejó entrever que, así como lo hizo frente a la reforma procesal penal y la jornada escolar completa, él hubiera ido al Congreso a solicitar una postergación del Transantiago. Los errores de implementación, que los asuman otros. Por cierto, Lagos también demostró habilidad política al asumir la paternidad del proyecto. Al hacer declaraciones ahora, cuando ya se empieza a ver la luz al final del túnel, Lagos se identifica con el espíritu" del Transantiago, volviendo a poner sobre la mesa su agenda de reformas modernizadoras.

Esta carta no caerá bien en La Moneda. Hay críticas implícitas a la Presidenta y a sus decisiones políticas. Lagos se extiende en detalle aclarando algunas de las falencias de implementación del Transantiago. Desde la insuficiente cantidad de puestos de ventas de tarjetas bip! hasta la necesidad de haber invertido más en infraestructura antes de lanzar el Transantiago, la carta presenta una larga lista de críticas a lo que se hizo y dejó de hacer en 2006. Mientras él fue presidente, las cosas se estaban haciendo bien. Gallardamente, Lagos asumió la responsabilidad política. Pero le pasó la responsabilidad de la implementación durante 2006 a Bachelet. En resumidas cuentas, sugirió que, en su primer año, el gobierno de Bachelet simplemente no dio el ancho frente a la magnitud del desafío.

Aunque pudiera sentir el instinto de acusar a Lagos de femicidio político, la Presidenta tendrá que ser cuidadosa en preparar una respuesta. Ya que nunca se atrevió a matar a su padre político (incluso nombró al hijo de Lagos vocero del gobierno), es poco lo que Bachelet puede hacer ahora. En su carta, Lagos habló como jefe de estado (y como candidato presidencial). Nada de bacheletismo ni de cercanía con la gente. La carta ni siquiera menciona al gobierno actual. Lagos sólo se centra en destacar la eficiencia y en el buen gobierno. Es más, para ganar legitimidad, sugirió que, de no asumido el desafío de una reforma al sistema de transportes, él no hubiera estado "a la altura de lo que el país y la ciudadanía esperan de sus gobernantes." En otras palabras, lo haría todo de nuevo. Y, si él­y no Bachelet­hubiera estado al mando, las cosas habrían salido bien.