Es raro, por no decir extraño, para la generación nacida a principios de los 80 que creemos en los ideales de izquierda, decir que hoy en día somos oposición, nuestros padres combatieron arduamente la dictadura militar, muchos dieron su vida por reconstruir nuestra democracia, y por tener derecho a voz y a decir que NO.
En cambio nosotros, los que hoy no alcanzamos los 30, nos educamos crecimos y formamos con condiciones distintas. Sin toque de queda, con más derecho, con mejores estándares de vida y sin represión, torturas ni desaparecidos.
Me siento hijo de una democracia, ganada con esfuerzo sudor y lágrimas de muchos compañeros y compañeros que creyeron y lucharon por ella. Que con un lápiz vencieron en las urnas, a las armas de un tirano.
Mire con ojos de niño el gobierno de transición de 4 años y mientras me reía con el Topaze, no entendí hasta hace poco por que éste Sr. Frei Ruiz Tagle viajaba mucho por el mundo, empecé mis primeros pasos como dirigente estudiantil admirando a Lagos y la fuerza de su índice y trabajé como nunca, para lograr ver por primera vez a una mujer ser Presidenta de mí país.
Hasta ahí todo bien, después de vivir gran parte de mis 26 años, sintiéndome parte de un gobierno (oficialista), desde mi ser militante con convicciones, me dolió ver como por culpa de malas decisiones y exceso de confianza, entre muchos otros factores que no mencionaré para no quitarle importancia al famoso “con-clave” de la concertación, perdimos el gobierno, aquel que a nuestros padres les había costado tanto ganar
No escuche grandes críticas sobre la derrota, más bien vi y sentí que un grupo de dirigentes se tiraba la pelota y demostraban sus más grandes dotes futboleros al desmarcarse de las responsabilidades de perder un gobierno de 20 años. Desde aquel día, leo y escucho sobre el recambio generacional y oposición constructiva, por cierto. Lo de recambio, gran tema… todavía no sé como asimilarlo, como un cambio (re)forzado, como jóvenes recargados o quizás todos los que sus Rut no empiezan con menos de 12 lisa y llanamente ya no sirven o están muy viejos.
No entiendo los discursos donde efectivamente no existe una congruencia con lo que se dice y lo que se hace. En lo personal creo que el cambio no necesariamente es o debe ser generacional, si no de ideas y formas de ver y hacer política. Hoy más que nunca, tenemos la necesidad real de crear un proyecto democrático de izquierda, convincente, cercano y concreto, que de verdad nos permita sentar las bases de una nueva constitución de una comunidad política, basada en ideas e ideales de izquierda. Esta comunidad debe ser profundamente reformista, progresista e innovadora, pero por sobretodo integradora de los nuevos actores sociales, teniendo además la responsabilidad política de ir al rescate de nuestra identidad y memoria.
Respecto a ser oposición busque en la RAE, su tan interpretada definición, pero inmediatamente se me viene a mi cabeza que hoy muchos de los líderes del oficialismo fueron fieles leales golpistas, sus propios parlamentarios, no quisieron modificar o cambiar el binominal, votaron en contra de la entrega gratuita e informada de la llamada píldora del día después, cuestionan y no aprueban la unión civil de parejas del mismo sexo. Etc etc. etc…En virtud de todo eso y un millar de razones no puedo no ser oposición.
Nunca me trague el cambio, ni la locomotora ni mucho menos la estrella, es por eso que hoy más que nunca me siento convocado a generar una eclosión de ideas y a transmitir a restos de mi generación lo importante que es tomar un rol y una posición clara respecto de los hechos pasados, presentes y futuros, con una mirada crítica pero constructiva, porque somos nosotros los convocados a reconstruir un país con nuestra energía y vitalidad pero acompañados por quiénes más saben. Porque quiero una sociedad que vaya por sobre mezquinos intereses personales o de grupúsculos que buscan cuotas de poder económico y social que sólo irán en beneficio de algunos pocos, por no decir los mismos de siempre.
Alan Espinoza Ortiz
Dirigente Sindical