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La Modernización de la Política (I)

Por Carlos Huneeus

La necesidad de la modernización de la política y la reforma de los partidos es un tema fundamental para mejorar la calidad de la democracia y conseguir un país desarrollado, que beneficie a todos. Es indispensable enfrentar las debilidades y vacíos que dañan la calidad de la política y debilita a los partidos, que no cumplen las funciones que les corresponde.

Las causas de los problemas de la política y los partidos son múltiples y complejas y de ahí que las soluciones no sean simples. Parte de ellas provienen del éxito de los gobiernos de la Concertación, que han planteado nuevos desafíos, causantes de algunos de los problemas de los partidos. Otros provienen de erradas decisiones tomadas en el pasado, que los debilitó directamente y dañó la calidad de la política, cuando el marketing fue puesto en el centro de las luchas electorales y la política fue relegada en un segundo plano. Hay otros factores que expondremos a continuación.

El escenario actual es más difícil que antes porque estamos en un momento de opulencia y no de estrechez financiera por el alto precio del cobre durante un largo tiempo. Es más difícil gobernar en “opulencia” que en estrechez, especialmente si no se explica cómo se usarán los recursos del cobre.


Lo que Daña la Política

La modernización de la política no es una tarea restringida al cambio de los partidos y del Congreso, sino también exige cambios en el poder ejecutivo, en el cual existen debilidades que son tan visibles como las de los primeros.

Los factores que en mi opinión están dañando a la política y hacen muy difícil el trabajo de los partidos son:

1. En primer lugar, hablamos de política en su sentido propio, referido a las decisiones que adoptan ministros, parlamentarios, alcaldes, dirigentes de partido, presidente de la república. También los ministros y subsecretarios son políticos, aunque algunos no lo vean así. Hubo un ministro que se quejó ante los periodistas que “los políticos son atroces”. Se ubicaba en un limbo especial, mirando desde arriba con un ojo crítico a parlamentarios y dirigentes de partidos.

Los problemas que enfrenta la política provienen de sus actores –los políticos- y de la forma en que la practican. La imagen que los chilenos tienen de la política se ha mantenido constante durante la democracia y ella es relativamente buena, comparada con los resultados de encuestas de países avanzados. En marzo de 1991 -la primera vez que el CERC quiso conocer la imagen de esa actividad aplicando preguntas tomadas de estudios internacionales- un 69% estaba de acuerdo con la afirmación “en política lo único que puede hacer la gente como yo es votar”. En diciembre del 2006, ese porcentaje era idéntico: 70%. En los diez sondeos que hicimos en los tres lustros, por supuesto que hubo variaciones, pero fueron de alcance limitado.

También hay estabilidad en las opiniones respecto de la frase “la política es tan complicada que con frecuencia la gente como yo no puede entender lo que pasa”: 66% estaba de acuerdo con ese enunciado en marzo de 1991 y un 62%, en diciembre de 2006. Las opiniones en quince años han sido más estables que en la afirmación precedente.

Lo que se ha producido en estos años ha sido un claro empeoramiento de la imagen de los políticos. Si en marzo de 1991 un 63% de los encuestados estaba de acuerdo con la frase “los políticos no se preocupan mucho de lo que piensa la gente como yo”, en el 2006 había aumentado a 82%. También aumentó el acuerdo con la frase “la mayoría de los políticos sólo se acuerda de la gente cuando hay elecciones y después se olvida de ella”, pues de un 73% que hubo en 1991, avanzó al 89% en 2006. Y también creció el apoyo a la afirmación “esté quien esté en el poder, siempre busca sus intereses personales”: el aumento fue de un 66% a un 81%. En esta última hubo mayores fluctuaciones que en dos de las anteriores frases, considerando el mismo período.


Significado Desvirtuado

2. Los problemas provienen de la manera como se la practica desde hace algunos años, con una triple reducción de su naturaleza, que es incluso hostil a ella. No se concibe, como en la definición de Crick, que es la “actividad mediante la cual se concilian intereses divergentes dentro de una unidad de gobierno determinada” (1), sino que se la reduce a una técnica, creyéndose -siguiendo a Crick- que “todo en la sociedad es manipulable racionalmente”. Los temas políticos son considerados como “técnicos”, por lo cual no son enfrentados por los “políticos”, sino por los especialistas, los técnicos. Esto es porque el carácter “técnico” requiere que sean resueltos con criterios de imparcialidad, de “neutralidad”.

Esta visión de la política es peligrosa y tiene una mala historia. En la época del imperio Guillermina (1870-1918) y en la república de Weimar (1918-1933) en Alemania hasta los militares se consideraron “neutrales”, llegando a pactar con Hitler en 1933 y 1934 para defender sus intereses corporativos.

Existe una segunda restricción en la práctica de la política: el predominio de las necesidades e intereses económicos, de una manera que encantaría a Carlos Marx y a Adam Smith. Esto tiene un sesgo conservador, porque concibe el crecimiento a partir de los intereses los empresarios, sin considerar debidamente los intereses de los trabajadores. ¡Pareciera que en Chile se quiere tener sólo empresarios, y no tener trabajadores! Se invita a promover la cultura del emprendimiento, pero no la del trabajo.

Esta visión se encuentra a la derecha de la economía social de mercado de Ludwig Erhard (CDU), que consideró la participación de los trabajadores, integrados a los comités de empresa, y sirvió de base a una política centrista y no conservadora que ha tenido Alemania hasta el presente (2).

Si hubiera habido antes una preocupación por el trabajo como la que se tiene con el capital se habría combatido a tiempo los sueldos de hambre existentes en diversos sectores de la economía, desde las cajeras de los supermercados, hasta los obreros de la industria forestal. Tuvo que morir un trabajador en huelga de la empresa Arauco para que la autoridad y los empresarios se preocuparan de esta realidad, que golpea la conciencia política y ética del país. Esto constituye un dumping salarial inaceptable en una economía que se jacta de ser moderna e integrada al mundo.


El Supremo Criterio “Presupuestarista”

3. La tercera restricción de la política consiste en que las principales decisiones públicas son tomadas desde el lado presupuestario, preguntándose cuánto cuestan y cómo se financian. La mirada económica es “presupuestarista”. Las políticas públicas no son analizadas en su complejidad y le quitan atractivo ante los ciudadanos, que ven sólo números y escuchan las opiniones de “los expertos”.

La reforma previsional es una manifestación de esta visión “presupuestarista”. Esto es lamentable, porque es una reforma que plantea enormes dificultades al intentar resolver necesidades futuras que requieren un estudio multidisciplinario, que estime correctamente los costos futuros – a 20 y más años- a partir de un cuidadoso análisis de las tendencias demográficas, la evolución de la economía, especialmente del trabajo y el ingreso y otras.

La reforma previsional no se dirige desde el Ministerio del Trabajo, como corresponde, sino desde la Dirección de Presupuesto, Dipres. La comisión de expertos que preparó un informe “técnico” para elaborar el proyecto de ley, integrado mayoritariamente por economistas (y sin expertos en economía laboral, como tampoco los hubo cuando se preparó la reforma durante el régimen de Pinochet) fue presidida por el director de Presupuestos del gobierno anterior; y la actual tramitación parlamentaria está impulsada por “los expertos” de la Dipres.

No quiero dar una visión reduccionista o conspirativa: el poder de la Dipres no depende sólo de sus recursos institucionales y humanos, sino principalmente de la renuncia a ejercer autoridad y poder por los ministerios. También en el gobierno impera el principio de la física -la naturaleza le tiene miedo al vacío- y la Dipres ocupa el espacio que se le deja. La tiranía de Hacienda no comenzó con Andrés Velasco. El problema es que la Dipres y Hacienda poco hacen para cambiar esta situación y los ministerios no presionan tampoco por ello. Esta centralización de poder es un cuello de botella en el gobierno, que es causante de problemas de calidad de la gestión pública y de debilitamiento institucional del poder ejecutivo.


Mal Sentimiento Ciudadano

4. Esta práctica restringida de la política tiene bastante que ver con una de las paradojas de Chile: la existencia de buenos indicadores económicos objetivos y malos datos subjetivos. Esta visión tecnocrática, economicista y presupuestarista irrita a los ciudadanos. Durante los años de mayor crecimiento, la evaluación subjetiva de éste permaneció estable, mejorando solamente con ocasión de las elecciones. Más de dos tercios de los chilenos opina que el crecimiento económico ha beneficiado sólo a los ricos y sólo uno de cada cinco chilenos considera que ha beneficiado a los pobres; uno de cada cuatro opina que ha beneficiado a la mayoría de los chilenos y una minoría siente haberse beneficiado (entre 15% y 20%).

Predomina en los chilenos una imagen crítica de los empresarios, que se esfuerzan por mostrarse con la ayuda de los medios de comunicación y hasta de personeros de gobierno y personalidades de los partidos y el congreso, como los responsables genuinos del éxito económico. Son vistos como interesados en ganar dinero (67%), explotadores (46%), enemigos de los sindicatos (38%). Una pequeña minoría reconoce las virtudes resaltadas a través de la prensa: competentes (19%), arriesgados (14%), innovadores (14%), se entienden con el personal (9%) y honestos (3%). Este último porcentaje demuestra que el uso político del problema de la corrupción perjudica a todas las instituciones y actores, y no beneficia a nadie.

Una minoría, 29%, piensa que los empresarios son un soporte fundamental de la economía, mientras que una amplia mayoría, 67%, cree que están preocupados de ganar dinero y de defender sus propios intereses. En Alemania, de donde tomamos la pregunta de una encuesta de 1990, esos resultados eran muy distintos, confirmados en mediciones recientes: una mayoría, 55%, opinó que los empresarios son la base de la economía, 25%, apoyó la idea de que están interesados en ganar dinero y un 20% no sabe o no responde (3).




Carlos Huneeus: Director Ejecutivo de la Corporación CERC y profesor del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile




NOTA

El presente Informe corresponde al texto de la exposición de Carlos Huneeus en el seminario “Modernización de la política y reforma de los partidos”, organizado por el CED, Instituto Igualdad y Fundación F.Ebert, 9 de Julio 2007.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Modernizacion es una palabra ambigua referida a la politica:yo creo que hay en Chile una desformacion que tiende a ver el pais como una gran empresa economica y modernizare la politica es un reducionismo.La politica desde antiguo tiene como actores los ciudadanos,sin esto no se da o se da empobrecida.Porque no hay participacion ?.Porque opera un modelos celular de la sociedad y competitivo que es el leif motif de esta lo demàs es precindible.Categorias que caen en Chile entre los bienes sociales precindibles;La cultura y la politica.Si uno examina los blogs americanos gran parte de los temas de interes personal es la politica y no al economia,el otro es el area tecnologica.No pasa lo mismo en Chile los unicos que tienen blogs polticos son precisamente la escasa minoria que tienen com profesion el ser politico,pero no hay debate ciudadano ni siquiera en los medios de comunicacion.Lo que hay es una guerrilla ideologizada en base a slogans que no tienen substento en las doctrinas de los partidos,si que estos la tienen.Todo lo demàs gira en torno a lo coyuntural que para la oposicion es la corrupcion y la delincuencia y para la concertacion
los derechos humanos y los TLC por ecir algo.Hay poderes facticos instalados en el area poltica.Muchos temas no se tratan o modifican porque implica perdida de poder de toda la clase politica entre ellas la descentralizacion o la modificacion de la relacion entre la politica y los negocios y el trspaso de poder a los ciudadanos que es lo central y estos son temas transversales.Los politicos no están dispuestos a ceder ninguna parcela de poder que perfectamente podrian hacer los ciudadanos,tampoco les interesa que estos se organizen y si lo hacen se preocupan que las directivas quede entre sus partidarios aunque no hagan nada.El poder por el poder que volviendo al inicio es anticuado,