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¿Qué es el clientelismo?

Esta es una nota escrita hace ya algun tiempo por nuestro amigo Andres...
La posteamos por dos temas que en estos dias estan puestos en todas partes. Primero, "El Clientelismo", y segundo "Operadores Politicos"...
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Un acercamiento académico al tema del clientelismo.
Por Andres Jouannet V.*

El clientelismo comenzó a ser discutido a partir de la década de los cincuenta en lo que eran estudios antropológicos, luego desde la década de los sesenta, la ciencia política comienza a desarrollar ésta línea de investigaciones fundamentalmente debido a la importancia de las relaciones de los actores políticos, sobre todo de aquellos vinculados con los partidos políticos.

Definiciones de clientelismo

El clientelismo político planteado como un arreglo social, se representa por las redes clientelares que se benefician por adquirir y percibir bienes y servicios a cambio de lealtades políticas, respaldo político, apoyo político y votos. Estas redes clientelares existen como esquemas de apreciación, percepción y acción en las estructuras mentales de las personas que están vinculados en esas relaciones de intercambio. Los bienes y servicios que se pueden traducir como un tipo de capital económico, son intercambiados por un capital político dependiente del poder político.

En un primer momento el clientelismo se expresaba por medio de lo que fueron las relaciones patrón cliente, entre los terratenientes y los arrendatarios, en lo que era el clientelismo en las sociedades campesinas o tradicionales, donde se daban en general relaciones del tipo sistemática y piramidal.

En lo que ha sido el desarrollo de la teoría clientelar, se puede señalar que hay quienes afirman que este tipo de relaciones, se dan fundamentalmente en sociedades subdesarrolladas, dado que en estas el Estado es el primer empresario y el que posee el mayor capital laboral dentro de las empresas, vale decir que las privatizaciones tendería a disminuir el clientelismo en las sociedades más pobres, dado que si el Estado se desprende de las empresas, los políticos poseerán un menor capital para devolver al respaldo político, con prebendas laborales. No obstante, los acuerdos o arreglos clientelares, no tenderán a desaparecer a pesar de la modernización de los Estados. En todo caso, bajo una economía de libre mercado o social de mercado, la acción política y sus principales actores siguen manejando una importante cuota del mercado laboral, ya sea esto directa o indirectamente, vale decir a través del Estado, o por relaciones con el ámbito privado, dada la cercanía entre ambos mundos, como es posible observar en los últimos años en Europa.

Existen también los autores como, J. Boissevain, J. Powell, A. Weingrod que plantean que el clientelismo es un nivel más en los que es la evolución del desarrollo político, dado que los contratos clientelares ayudan en las relaciones centro periferia, lo que otorga mayor conciencia política a las personas involucradas en las relaciones clientelares, por tanto el clientelismo es tomado por estos autores como un tipo de relación funcional al desarrollo político. Por otra parte están los autores como R. Lemarchand, K. Legg, y A. Zuckerman que sostienen que el clientelismo no conduce ni a la democracia ni a la modernización, dado que no contribuye a la participación ciudadana, y genera una sociedad fragmentada unida sólo por relaciones clientelares y personalizada que mantiene el estado de las cosas tal y como está. Pese a las diferentes tesis se puede observar que se comparten ciertos puntos básico sobre el clientelismo, así por ejemplo ambas posiciones ponen en el centro a las relaciones, como elemento fundamental del sistema clientelar, tanto a nivel económico, como político.

El clientelismo en Latinoamérica

Respecto a Latinoamérica, se ha señalado que el surgimiento de las relaciones clientelares, fueron producto por una parte de lo que fue el proceso de la conquista y el posterior dominio, lo que generó una sociedad basada en la relación de poder, entre los distintos niveles sociales, instaurándose una fuerte cultura de orden jerárquica, basadas en el prestigio, el honor y capital. Asimismo un segundo factor que determinó las relaciones clientelares, fue el paulatino debilitamiento de las instituciones centrales de los Estados-Coloniales, lo que significaba una baja calidad en las instituciones, respecto de control y la focalización de las relaciones de poder. Bajo estos dos contextos, el clientelismo se fue desarrollando en las sociedades Latinoamericanas.

Según plantean S. Eisenstadt y L. Roniger, en un primer momento, hay un desarrollo de este fenómeno en el sector rural en lo que fueron las haciendas, donde los terratenientes, poseían el poder total (político y económico), vale decir por su medios, los trabajadores campesinos, llamados también peones o servidumbre, podían acceder a la tierra y la seguridad a cambio de un trabajo leal al patrón.

Luego en un segundo momento, a partir de la mitad siglo XIX y fundamentalmente principios del XX, y en el contexto del los Estados-Naciones, se comienza a generar una forma de parlamentarismo, que significó cierto nivel de apertura electoral, con lo cual se comenzaron a desarrollar las relaciones clientelares, dentro de una nueva institución política, los partidos políticos y en referencia a la burocracia estatal. En este contexto el voto pasó a ser el medio principal de relación clientelar.

Esta forma de vincularse se ve especialmente potenciada en América Latina, dado que el Estado juega en materia laboral un importante rol, mediante empleos públicos, sumado a los importantes porcentajes de corrupción administrativa y la no optima institucionalización del Estado.

Los partidos políticos y el clientelismo

En el contexto del estudio sobre partidos políticos, la parte del clientelismo que interesa, está referida al impacto de este fenómeno en las instituciones políticas, más específicamente al Estado y a los partidos políticos –con especial consideración a los a partidos políticos Latinoamericanos–, así pues, el Estado como patrimonio es una variación de éste, del tipo patrimonial desarrollado por Weber. En este sentido, se señala que el dominio personal está respaldado por lealtades que no necesitan de las creencias en los atributos personales de los que poseen el poder político, sino que las lealtades están vinculadas a incentivos y recompensas materiales.

Es así que al interior de los partidos se desarrollan más nítidamente las relaciones clientelares y son además aceptadas como parte del juego político, donde quien posee mayor posibilidad de acceso a la distribución de bienes y servicios, podrá entregar una oferta a sus militantes, adeherentes o simpatizantes incondicionales, quienes conservaran ésta condición de incondicionalidad mientras se mantenga la seguridad laboral o económica para el cliente-militante del partido.

El broker

Un personaje importante en todo este proceso de transacciones clientelares son los mediadores o broker, quienes no sólo son sólo exclusivos de los partidos políticos y en algunas sociedades industrializadas se llegan a confundir con los operadores de lobby. Según señalan indistintamente E. Wolf y M. Caciagli, el mediador o broker, es un individuo que asume el rol de mediar entre los grupos orientados hacia la comunidad y aquellos orientados hacía la nación y que se desarrollan en lo que son las instituciones del Estado.

En los partidos como en la sociedad el broker, mediador, operador o también llamado bisagra, no posee capital económico, pero si posee capital social, dado que si cuenta con el conocimiento de la comunidad con la que se intermedia y también la claves de la conexión con ella.

Internamente en el partido, el broker es un nivel más en una cadena vinculada por la sumisión, que son parte de las relaciones clientelares, en donde hay dominio de quien tiene la posibilidad de distribuir los puestos –en este caso el patrón– ya sea en el Estado, dentro del partido o incluso en el mundo privado –dependiendo del nivel de influencia que el patrón posea en este mundo–. Por tanto las relaciones no son de igualdad ni de cooperación, sino de intercambio, dado que hay una transacción de favores políticos, por respaldos políticos.

El panorama latinoamericano

Lamentablemente en la mayoría de países de Latinoamérica aun se reproducen las relaciones clientelares que son típico de los partidos de tipo popular, que basan su vinculación al Estado como un botín a repartir entre sus seguidores, más aun y así lo informa la Agencia de Transparencia Internacional, el Estado es usado con fines de enriquecimiento ilícito por parte de muchos de los dirigentes que lideran las naciones del sur de América.

Ciertamente, la democracia sea esta de baja o alta intensidad, al decir de O’ Donnell, está más o menos asentada en la Región, si embargo el clientelismo exacerbado no ayuda a la calidad y la eficiencia que se le pide al régimen de las libertades públicas y derechos civiles. Ya sean estos gobiernos de derecha, izquierda o populistas, en fin en su mayoría, no han sido capaces de resolver problemas básicos como la reducción de la pobreza y uno de estos motivos es el exacerbado clientelismo imperante en la región.

Con esta visión que tanto partidos como elite política tienen del Estado, va ser difícil que en los próximos años a lo menos cumplamos en parte las Metas del Milenio, comprometidas por los gobiernos con las Nacional Unidas.

*Dr. en Ciencia Política
Universidad de Heidelberg

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